México es mi museo está integrado de 2010 sitios relevantes de la época de la Independencia y la Revolución en todo el país, de los cuales es posible obtener información histórica mediante la marcación *2010 desde el teléfono del usuario. El código correspondiente al sitio se encuentra especificado en una mampara colocada en un lugar visible de dicho sitio. Así, el usuario recibe una narración del sitio histórico con duración de un minuto, en un lenguaje ágil y sencillo. El usuario también puede optar por la recepción de un mensaje de texto.
Originalmente, al lado de la mampara, en cada sitio, se colocó una cédula con la información en el sistema braille para que el proyecto fuera aprovechado por más gente. Es un proyecto compartido entre el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Numeralia
2010 módulos de México es tu museo.
72 millones 160 mil 816.05 pesos fue el costo total del proyecto.
225 mil 100 mensajes o consultas hechas vía celular desde septiembre de 2009.
320 pesos con 57 centavos ha costado cada SMS (mensaje de texto) al erario.
41 módulos corresponden a Jalisco.
6 módulos que constató este diario que no existen, y que aparecen en el listado oficial.
86% del presupuesto total fue entregado a una sola empresa: Impresora y encuadernadora Progreso, S.A. de C.V.
Por la poca cantidad de mensajes enviados por la gente, en relación con el costo del proyecto México es mi museo, cada SMS ha costado al erario 320 pesos.
Estado actual
Sucios, rotos, sin información, olvidados, caros y sobre todo invisibles para la gente. Son los museos “virtuales” que conforman México es mi museo, programa que busca en acercar la historia nacional a la gente, mediante módulos de información colocados en plazas públicas del país, de los cuales, se supondría, 41 deberían de estar en Jalisco.
La alguna vez flamante lona que acompaña a estos módulos de aluminio reza:
“¿Quieres saber qué paso aquí? Manda un mensaje SMS desde tu celular”.
Cada una de estas piezas con las que las personas tendrían que obtener información después de enviar un mensaje de celular, tuvieron un precio unitario de 31 mil pesos. Y no cumplen con su función.
Además, de acuerdo con información solicitada por este diario, con base en la Ley de Transparencia, hay módulos que no existen y otros que literalmente fueron olvidados: los ciudadanos que todos los días pasan por su lado simplemente los dejaron de ver.Ese es el caso del módulo 61 que hasta hace poco se encontraba dentro del Palacio de Gobierno. Uno de los policías que custodia el edificio, y que no quiso dar su nombre, mencionó que estaba entre dos columnas, del lado izquierdo
“pero ahora que remodelaron (he hicieron el Museo de Palacio) pues ya no está… yo sí lo llegué a ver, pero la mera verdad nunca marqué. La gente tampoco lo usaba”.
En el Ayuntamiento de Guadalajara Francisco Silva, jefe de eventos cívicos y trabajador en el área de Comunicación social dice que él jamás vio el módulo que, según el listado de transparencia, debería estar ubicado en el edificio sobre la calle Hidalgo.
“Yo he visto esos pendones ahí afuera, en la Casa de los perros (modulo 111) o el del museo regional (modulo 173), pero aquí en este edificio no. Y no tendría que haber, porque este edificio, a comparación con los demás, es mucho más reciente”.
No es el único. Según el listado emitido por la Unidad de enlace de la Secretaria de Educación Pública del Gobierno Federal, fechado el 27 de abril, se dice que el módulo 106 se encuentra en la Casa de Pedro Moreno, ubicada en la calle Pedro Moreno 364, cuando dicho domicilio no existe y por ende, el módulo tampoco. La historia se repite en por lo menos media decena de módulos que aparecen en la lista, cuya ubicación estaría en el Centro histórico.
Sin respuesta
El total de módulos o pendones y, en consecuencia, de sitios históricos que integran el proyecto “México es mi museo”, es de dos mil diez, dice la Secretaria de Educación, instancia encargada del proyecto hasta enero del presente año, que le fue turnado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Para ese número de módulos sólo se hicieron 1060 guiones, lo que indica que muchos de ellos están repetidos. Es decir, debería haber dos mil 10 guiones.
Sin embargo, esta y otras cuestiones quedan sin aclaración, pues desde la segunda semana de junio este diario busco, por medio de la oficina de Comunicación Social de la Secretaria de Educación Pública, cuyo encargado es Jaime Alfredo Cudia Goya, una entrevista con el responsable de dicho proyecto desde su gestación hasta enero de este año, sin obtener una respuesta. Hasta ayer la solicitud también quedó abierta con Julio Castrejon Durantes, jefe de la unidad de comunicación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, con sede en la capital de la república.
El total de recursos utilizados para este proyecto fue de 72 millones 160 mil 816 pesos. En el desglose del presupuesto se puede encontrar que los pendones, lonas, la transportación y el montaje corrieron a cargo de la Impresora y Encuadernadora Progreso S.A. de C.V. a quien se le entregó 9 millones 616 mil 012 pesos por ese concepto.
Las estructuras, también pagadas a la misma empresa, tuvieron un costo superior a los 52 millones de pesos, por lo que, en total, 61 millones 995 mil 587 pesos le fueron entregados a dicha empresa, lo que representa casi 86% del presupuesto total.
El 14% restante (10 millones 165 mil 228 pesos) fue utilizado en la producción de los audios que se escuchan cuando uno marca al *2010 y selecciona el número de módulo en el que se está.
Los SMS más caros
Si se divide el total del presupuesto entre los mensajes enviados por las personas interesadas en conocer una partecita de la historia nacional, que fue de 72 millones 160 mil 816 pesos, entre los 225 mil 100 SMS recibidos por el sistema de México es mi museo, desde septiembre de 2009 y hasta el mes pasado, cada mensaje ha costado a los contribuyentes mexicanos 320 pesos con 57 centavos.
Enrique vende tortas ahogadas a lado del Hotel Francés, ubicado en la calle Maestranza, detrás del Palacio de Gobierno. A un costado de su local está el modulo (173) donde explica que, en uno de los balcones del mencionado hotel, Madero tuvo una reunión determinante para la lucha revolucionaria del siglo pasado.
“Esos méndigos módulos nomás los hicieron para lavar dinero, nadie los usa, nadie los limpia… ahí ‘tan’, todos abandonados; puro dinero tirado a la basura”.
Otro caso de negativa a usar el servicio de México es mi museo es el de Rubén, quien a punto estaba de tomar el Tapatío Tour, y se le pidió que enviara un mensaje desde su celular. Enfático dijo: “No, porque me cobran… además, si ya estoy aquí prefiero entrar al museo”.
En el mejor de los casos, la gente que decide gastar los 85 centavos (más IVA), que cuesta saber lo que pasó en determinado lugar, también sabe que no depende de sus ganas enterarse sino de aspectos técnicos. Mayra, por ejemplo, comprobó que en la Isla de Mezcala, donde se ubican dos módulos (110 y 1385) la compañía telefónica con la que tiene contrato (Iusacell) no contaba con la cobertura suficiente para realizar la llamada.
Fallas, la constante
El asunto de los módulos semi destruidos y abandonados no es privativo de Jalisco. En el Distrito Federal el diario Excélsior dio cuenta, el pasado 18 de abril, cómo los módulos situados en esa ciudad también están mal colocados y en la mayoría de los casos los armatostes de acero son utilizados con otros fines.
Pancartas que han sufrido del vandalismo del graffiti o el fuego, pedestales colocados en lugares que no coinciden con la información que ofrecen o inmobiliario deteriorado a tal grado que se han convertido en basura urbana, además de problemas en el servicio en algunas de las compañías telefónicas que son parte del programa, son algunas de las afectaciones que ha sufrido la iniciativa, ahora permanente, que tenía por finalidad convertir a México en “el museo más grande del mundo”.
El 7 de enero del presente año, en Guanajuato, la empresa encargada de colocar los módulos reclamó de manera pública que la dirección de policía de esa ciudad tuvo que retirar dichas mamparas porque carecían de los permisos correspondientes
“La dirección de Policía Vial retiró aproximadamente 60 mamparas de la vía pública por obstruir el paso peatonal, y según información de César Flores, director de Obras Públicas, no contaban con los permisos correspondientes para permanecer en los distintos puntos”, documentó el sitio de internet Global Media.
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