Las aerolíneas cancelaron o retrasaron miles de vuelos con salida o destino Europa el año pasado, afectando a millones de viajeros que no pudieron subirse a su vuelo o que llegaron a su destino 3 horas más tarde (como mínimo) de lo previsto. Sólo en España, se registraron más de 9.200 vuelos que afectaron a más de 1,3 millones de pasajeros.
Gate28 (www.gate28.es), la primera compañía española que ofrece un servicio de reclamaciones de compensación por retraso o cancelación de vuelos a nivel europeo, detalla los 7 pasos que los argentinos deberían seguir este verano si se quedan en tierra:
La mejor forma para lidiar con una cancelación de un vuelo es evitarla antes de que pase. ¿Cómo? Volando por la mañana. Un tercio de los vuelos cancelados o retrasados se deben a problemas de mantenimiento y dos tercios a la climatología. Los retrasos se acumulan a lo largo del día, por lo que cuanto más tarde sea el vuelo más posibilidades hay de quedarse en tierra o llegar más tarde de lo previsto.
Evitar los vuelos regionales en aeropuertos principales (hubs). Los aeropuertos principales, o hubs, priorizan los vuelos con aviones grandes, ya que afectan a más pasajeros y el coste de reubicarlos es mucho mayor que en el caso de vuelos más pequeños. Si se tiene previsto volar a un aeropuerto pequeño, es mejor reservar un vuelo que salga de otro aeropuerto pequeño que de un aeropuerto principal.
Antes de reservar, comprobar la puntualidad de la ruta. Algunas webs como FlightStats permiten ver qué vuelos y rutas son los que más frecuentemente se retrasan o cancelan.
Aunque el viajero haya seguido los 3 primeros consejos, a veces no es suficiente y una tormenta, por ejemplo, afecta la torre de control. En este caso, lo mejor que se puede hacer es ponerse a la cola del mostrador de la aerolínea y aprovechar la espera haciendo las siguientes gestiones a través del móvil:
Si es tarde, reservar una habitación de hotel. Si es más tarde de las 20h, y hay retrasos y cancelaciones debidos a la meteorología o el destino es un aeropuerto pequeño -con lo que es bastante improbable que se pueda encontrar un asiento libre en otro vuelo el mismo día-, lo mejor es reservar una habitación de hotel cerca del aeropuerto.
Llamar a la aerolínea mientras se hace cola. Es más probable que la aerolínea responda al teléfono antes de llegar al mostrador y posiblemente serán de más ayuda. Otra opción es contactar el servicio de atención al cliente de la aerolínea a través de sus redes sociales (normalmente el canal más rápido es vía Twitter).
Cuando se llegue al mostrador (respondan al teléfono o vía redes sociales), pedir que reserven asiento en el siguiente vuelo o en un vuelo de otra aerolínea. Hay aplicaciones móviles que muestran qué vuelos hay disponibles en otras aerolíneas. Otra opción es pedir la devolución del dinero o una indemnización.
Cuando el pasajero logre llegar al destino, recordar que tiene derecho a una compensación (en vuelos con salida o llegada desde Europa). Las claves para reclamar son las siguientes:
Según la normativa europea, todos los pasajeros víctimas de una cancelación, overbooking o de un retraso aéreo de al menos 3 horas pueden optar –salvo circunstancias excepcionales- a una indemnización.
La cantidad a exigir dependerá el destino del vuelo, pero oscilará entre 250€ y 600€ por persona.
Vuelos con menos de 1.500 kilómetros de recorrido cancelados o que acumulen un retraso de más de tres horas se compensan con hasta 250 euros por persona.
Los que tienen un trayecto entre 1.500 y 3.500 kilómetros permiten una indemnización de hasta 400€.
La indemnización para los que superan los 3.500 kilómetros de viaje es de hasta 600€.
Reclamar es tan sencillo como entrar en la web de Gate28 (www.gate28.es) e introducir los datos del vuelo de forma gratuita. Al instante, el viajero sabrá si tiene derecho a reclamación y qué indemnización podría conseguir.
En el caso de que pueda reclamar, Gate28 se encargará de realizar las reclamaciones pertinentes a las aerolíneas. Sólo si se gana el caso, Gate28 percibirá una comisión del 30% sobre el valor de la indemnización por las gestiones realizadas.
Los viajeros tienen diez años para poder reclamar por un vuelo que llegó con retraso o se canceló, siempre que conserven la tarjeta de embarque.
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