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  • Foto del escritorRamiro Parias

Aruba, un Check que debo hacer en mi “Bucket List” familiar

En lo personal hay una directa relación entre los libros y los viajes y es que los dos los recuerdas más, cuando te aportan en lo personal; por eso lo de vísceras, lo estomacal, eso de las mariposas, la ansiedad, la gana y el deseo de avanzar en hojas y páginas, en calles y pasajes, en ríos y mares, en platos de comida, aperitivos, jugos y tragos. Leer y viajar. Es la panza la que sabe qué nos mueve, son las hojas y los metros o kilómetros que dejamos a la espalda para verlos de reojo en fotos, vídeos y recuerdos, que se apelotonan en nuestros mundos digitales.

Y por esta casa circula un viaje en mi “Bucket List” como quien espera el último libro de una saga; aclaro que por mero orgullo no hago fila en las librerías para tener el ejemplar de estreno de alguna de mis series favoritas. Pero por mera tontería personal, no he hecho el deber de viajar a Aruba, sí, el deber, hay destinos con los que se tiene un deber personal, no solo porque estén de moda, o por alguno de sus atractivos, o por mero gusto personal, es por la suma de las anteriores y muchas más.

Ahora, si tu historia como la mía está acompañada de hijos, hay miles de cosas cuando lees y cuando viajas que te gustaría que tus enanos las lean y las disfruten como vos, y Aruba está llena de esas cosas que no quiero vivir solo, las quiero vivir en familia. Así que con lista en mano (websites, catálogos y una que otra revista física me plantee hacerle viñetas de segundo nivel al Bucket List y ver qué cosas haré con mis hijos y esposa en Aruba..Éste fue el resultado (un  poco loco, pero para nosotros – algo extremos, nos resulta funcional)

  1. Lo primero, decirle a Sara que niegue sus 15, y que acaba de cumplir los 12, Claro! para aprovechar cuanto descuentos por llevar niños nos ofrezcan, desde alojamiento, recorridos, desayunos gratis, regalos.

  1. Lo otro, hacer lo obvio y no por eso aburrido, reconocer los atractivos físicos más reconocidos, las fotos hermosas y obligadas, terminar todos los días llenos de arena hasta las orejas, con la foto sepultado en la  playa (fingir que lo disfruto) tomar fotos de la hermosa arquitectura de la isla, uno que otro CocoLoco para los abnegados padres. 

  1. Ir a ver naufragios; así sea puro pulmón “careteando” o con snorker (iluso) o claro hacer el curso de buceo y pa abajo!

  1. Aprovechar el recorrido yendo por la costa y hacer de Jack Sparrow en un barco pirata, decirle a mi esposa que haga de Elizabeth Swan

  2. Asustarse y asombrarse teniendo a codos de distancia una raya, una morena (sí, claro, el pez), o las tremendas barracudas.

  1. Reírnos a carcajadas intentando subirnos a una tabla, y más si tiene vela (KiteSurf)

  2. Todas las tardes, escuchar música caribeña (preferiblemente Reggae o Calipso) y disfrutar de esos atardeceres dignos de final de película, claro mi hija pondría alguna de esas bandas sonoras de comic japonés, pero por eso los audífonos son la solución perfecta.

  3. Tentar el miedo a la oscuridad y el encierro en Guadirikiri, una de las muchas cuevas llenas de historia verdades y cuentos para entretener a los turistas, salir y otra vez pa’ la playa

  1. Dejar que Samuel; el menor, grite como loco y espante a todas las gigantes y diminutas mariposas del “Butterfly farm” enseñarle el valor del silencio cuando el asombro es la única opción y darle un premio por cada mariposa que se le pose en la ropa

  2. Repetir la historia en el parque Arikok pero eso sí, sin que tenga que cargar con las grandes lagartijas. Después para el Kibaima, subir al enano a caballo, mientras Sara y la jefa aprenden a pescar. Y distribuir los días entre la granja de avestruces (¿será que me dejan cabalgar alguno?), el santuario de Burros o el de aves. A esta altura Samuel estará afónico y nosotros sordos.

  1. Bañarnos en bronceador, pedir bicicleta y recorrer sin guía por donde la ruta nos lleve, preguntar, tomar fotos, hablar con los lugareños, esperar de nuevo la tarde, ver el ocaso, y caer en el hotel con las piernas agotadas, rezando porque papá (yo) no diga: ”vamos a caminar por la playa y cenamos con vino en la orilla

  1. Y entre muchas otras cosas más, por mero morbo, visitar y buscarle una entrevista al gerente del hotel que hizo una curiosa estrategia: “si concibes un bebé durante tu estancia en nuestro hotel, recibirás un regalo”. Vaya regalo!

Aruba es la isla feliz.., pero claro, tienen con que serlo!, cuando le ponga ese check a mi lista ,¡les contare como nos fue en el recorrido!, y ¿ustedes, ya fueron? ¿Qué le hizo falta a este futuro paseo?


*Las imágenes de éste artículo están disponibles en aruba.com

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