Protagonizado por Natalia Cortés Rocha, estreno nacional, jueves 7 de noviembre.
La nueva película de Emma Rozanski es una historia de conexión entre la naturaleza y la libertad.
En medio de la atmósfera de un páramo, un caballo y una jinete son los protagonistas de una historia singular en el cine colombiano.
La directora de El vaquero fue alumna de Apichatpong Weerasethakul, director de la película Memoria.

La cineasta australiana Emma Rozanski, radicada en Colombia, presenta su nueva película El Vaquero, una obra cinematográfica que nos sumerge en un universo femenino, en el que las relaciones profundas entre mujeres y la conexión sensorial con la naturaleza del páramo cobran vida en una historia emotiva. Con una narrativa que escapa de los esquemas convencionales y una sensibilidad artística que cuida la fotografía, El Vaquero es una experiencia visual y emocional única al espectador.
Rozanski, es una cineasta con un estilo narrativo caracterizado por tener muchos matices; explica que la idea central de El Vaquero surgió de su propia conexión con el entorno, “la naturaleza en sí misma me inspiró, me gusta escribir historias que puedan tener múltiples capas de significados” por ello, el público va encontrar que la película tiene muchos símbolos y mensajes no evidentes.
La directora, quien ha hecho de Colombia su hogar, menciona que “los personajes femeninos, como todos en mis películas, tienen vida interior propia y se me van revelando durante la construcción del guion. La naturaleza rural de la película creció de forma orgánica, como si la hierba, las enredaderas y las flores crecieran dentro y alrededor de mi película a medida que iba tomando forma”.
Uno de los mayores retos al realizar El Vaquero fue la creación de una conexión sensorial entre Bernicia, la protagonista, y su entorno. Rozanski revela que filmar en un paisaje natural y limitado fue vital para la cinematografía del film, pero también se convirtió en un desafió para la producción, dentro de un marco limitado, “Hacer este tipo de película con un presupuesto reducido implica un compromiso constante; no obstante, eso también es lo que más me gusta del cine: el reto de resolver ese rompecabezas complejo”.
En El Vaquero, las relaciones femeninas juegan un papel clave. A través de la narrativa, Rozanski busca transmitir la importancia de la representación de la mujer en el cine, tanto delante como detrás de la cámara. “Intento hacer un esfuerzo consciente para que mis películas sean inclusivas, porque la industria cinematográfica ha estado muy desequilibrada durante mucho tiempo”, señala la directora; aunque insiste en que “independientemente del género de los protagonistas, la narrativa de las ficciones que escribo tiende a crearse desde los personajes, lo que requiere psicologías de varias capas y relaciones interesantes.
La atmósfera sensorial de El Vaquero fue creada con una atención meticulosa a los detalles. La directora trabajó de cerca con la fotógrafa Paula Molina y la editora Paloma Rincón para lograr una estética visual y sonora que refleja el mundo interior de la protagonista. “Desde el primer borrador del guion, introduje una gran cantidad de detalles sobre la atmósfera, el sonido, la luz y la textura. Mi directora de fotografía, conocida por su trabajo experimental, añadió una perspectiva única, y Paloma, mi editora, fue clave para crear esa delicadeza que caracteriza la película”, afirma Rozanski. Gracias a este trabajo se destaca la relación de la protagonista con la naturaleza, que se convierte en su compañera más cercana.
Influencias y homenajes
Una de las influencias más destacadas en El Vaquero es la del cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul, conocido por su sensibilidad hacia el cine sensorial. Rozanski recuerda cómo la primera semilla de la película se plantó durante una caminata con Apichatpong en el Parque Matarredonda, mientras él desarrollaba su película Memoria en Colombia. “Siento que su sensibilidad dio forma al sentimiento que se entreteje en El Vaquero. Apichatpong fue nuestro profesor en la Film factory de Béla Tarr en Sarajevo, y tanto su tutoría como la de Béla están siempre presentes en mi mente”, señala Rozanski.
El caballo como símbolo
El caballo que aparece en la cita, es una yegua y también es un elemento central en la historia, representa mucho más que un animal que llega a la vida de Bernicia. Según Rozanski, es un símbolo profundo de la relación que la humanidad podría tener con la naturaleza si se le prestara la debida atención. “Bernicia lo entiende y su viaje en la película consiste en vivir activamente ese sueño de conexión profunda con su entorno”.
Recepción internacional
La película ha comenzado su recorrido en festivales internacionales, debutando en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), donde fue recibida con gran entusiasmo por el público colombiano. La directora destaca que este diálogo con el público local abrió interesantes debates sobre la identidad del cine colombiano. Próximamente, El Vaquero se presentará en festivales en Estados Unidos, México y Brasil.
Se realizarán unas funciones especiales previas al estreno, en el municipio de Ubaque el sábado 2 de noviembre como una forma de compartir con las personas de esta región donde se grabó la película.
La directora estará presente el 7 de noviembre en el Museo de Arte Moderno de Medellín, el 8 en el Centro Colombo Americano de Medellín y el sábado 9 en la Cinemateca Distrital en Bogotá.
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