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  • Foto del escritorRamiro Parias

Hoteles ‘piratas’ no se quedan atrás de las grandes cadenas

Mientras muchas cadenas hoteleras, locales y extranjeras, adelantan o proyectan nuevas y millonarias inversiones para aumentar la oferta en las grandes y pequeñas ciudades del país, la informalidad en la actividad se resiste a desaparecer y, por el contrario, sigue más activa que nunca.

Solamente en Bogotá, según un informe de la firma consultora Infoconsultoría para la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a causa del ‘anonimato tributario’ en el que se desarrolla esta actividad, el erario público y el Fondo Nacional del Turismo dejaron de percibir 2.800 millones de pesos en los últimos tres años.

Se estima que el alojamiento informal tuvo ingresos operacionales en el 2012 del orden de 12.000 millones de pesos, mientras las ventas por habitación disponible de esta oferta en un año se calcularon en 33 millones de pesos.

Las cifras evidencian una realidad que va en directo detrimento de quienes ofrecen un servicio de alojamiento en condiciones fiscales, mercantiles y de mercado formales. Según la gerente del Hotel Estelar La Fontana, Ana Romero, la ‘parahotelería’ implica un golpe al sector formal y la tiene más fácil “puesto que estos hoteles no pagan ningún tipo de impuestos y no tienen una logística tan grande, lo que les permite ofrecer productos a más bajo precio y romper el mercado”.

Sin embargo, no todos los operadores turísticos tienen la misma opinión, ya que para el responsable de desarrollo de nuevos negocios de Accor Colombia, Matías Muchenik, no hay afectación toda vez que además de cumplir las leyes en todos los países donde tienen presencia, la fortaleza está en el prestigio, fuerza de marca y en los canales de distribución.

Pero la industria hotelera espera que en el 2014 se consoliden acciones concretas frente a la ilegalidad en la hotelería, uno de los grandes flagelos que enfrenta el sector esta actividad.

Según Cotelco, estudios realizados en Santa Marta arrojaron más de 4.000 apartamentos residenciales y en Bogotá 313 establecimientos ilegales.

¿Dónde y cómo operan?

Según muestra el informe para Cotelco Bogotá, el inmueble tipo que ofrece alojamiento informal en la ciudad está ubicado, preferentemente, en la zona norte de la ciudad, aunque realmente no hay áreas de influencia turística de la ciudad en la que no se ofrezca.

Este tipo de alojamientos se ofrecen en apartamentos que tienen entre 50 y 90 metros cuadrados, de una habitación y con una tarifa media diaria de 198.000 pesos. Normalmente, esta oferta habitacional es comercializada de manera dominante en canales virtuales.

Además, los apartamentos o casas de alquiler despiertan interés en un porcentaje considerable de turistas y visitantes (31 por ciento), principalmente por motivos de comodidad, siendo sus mayores demandantes los hombres norteamericanos entre 25 y 44 años.

En términos generales, la demanda real de alojamiento no formal en el mercado total de visitantes de Bogotá está entre un rango entre el 3,85 por ciento y el 6 por ciento.

¿Cómo paliar este mal?

“Actualmente, los entes gubernamentales están trabajando de la mano con el gremio para generar estrategias, con el fin de que estos establecimientos se reglamenten. Se está haciendo un seguimiento más puntual para lograr ponerlos en cintura”, aseveró Ana Romero, gerente de Estelar La Fontana, sobre las medidas que las instituciones ya están llevando a cabo.

Para el representante de Accor Colombia, una forma de combatir este flagelo “es siendo más rígidos a través de las normas y con investigación del desarrollo hotelero, cobrando fuertes penalidades hasta quitarles la licencia de operación a los hoteles que estén en falta”.

En países como España, Brasil y México se llevaron a cabo diferentes estrategias para enfrentar este creciente fenómeno, con lo cual se iniciaron planes de acción para formalizar la hotelería paralela.

Estas acciones se basan en tres principios: acompañamiento e inclusión, flexibilidad normativa y administrativa y sensibilización de la demanda.

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