Este extremeño, maestro por devoción, está dispuesto a porfiarle el final del cuento a Joseph Jacobs, literato y padre de ‘Los tres cerditos’emancipados.
Para ello está construyendo, en Villalba de los Barros, un hotel rural de paja. Pretende que su idea se convierta en un novedoso estímulo que aporte «un granito de arena a la promoción turística de la zona, poco conocida fuera de la comarca, y sorprendente para la mayoría de quienes la visitan».
Se acomoda en la inacabable Tierra de Barros extremeña, al amparo del ilustre Castillo de Villalba; en un lugar donde los viñedos, cómplices, parece que se acurrucan para agasajarnos cada tarde con una puesta de sol infinita.
La historia, una vez más, desarma de argumentos a escépticos y aprensivos que alimenten el equivocado presagio de que “un hotel de paja saldrá volando con el primer golpe de viento”. Pueden dormir tranquilos.
La paja «es uno de los materiales de construcción más antiguos que se conocen». Combinado con el barro, da como resultado una mezcolanza llamada “Cob”, que se ha utilizado durante miles de años en todo el mundo.
En Alemania hay casas de barro con paja que superan los 500 años de antigüedad, y que aún se están utilizando. En Inglaterra hay más de 100.000.
Antonio comenzó a construir con el inicio del verano, «la fecha en la que se cosecha y se alpaca la paja, así nos garantizamos la mejor materia prima».
El terrero sobre el que se asienta cuenta con todas las comodidades posibles, «la finca tiene una superficie de más de 30.000 m2. Está envuelto por grandes jardines, piscina, parque infantil, huerta ecológica, e incluso una pequeña granja». Ahora, cuando sólo faltan unas pocas semanas para concluir, lanza una invitación a los curiosos e interesados en participar. Será por medio de «grupos organizados, los fines de semana, que podrán aprender las técnicas básicas de la bioconstrucción, al tiempo que disfrutan de un día de convivencia en plena naturaleza alrededor de una rica paella».
Este alojamiento rural «estará orientado al enoturismo, con mobiliario y decoración que hace referencia a la cultura del vino». Una atractiva propuesta turística que se completa con actividades como catas dirigidas, visitas a bodegas o paseos por viñedos, contando con la complicidad de dos jóvenes sumillers que «han creado la empresa “Vsentidos”, una plataforma que organiza y promueve todo tipo de actividades relacionadas con el vino».
Y es que el enoturismo, con la “Ruta del Vino Ribera del Guadiana” como culmen del trabajo bien hecho, ha conseguido seducir a decenas de miles de visitantes que se acercan a nuestra tierra tentados por una propuesta donde el vino es “sólo” la excusa perfecta para desvestir, sin prisas, a la Provincia de Badajoz>. Su historia, su cultura, su gastronomía o sus gentes.
Con la llegada del otoño, cuando las caducas sombrillas comiencen a marchitarse de melancolía, y los viñedos que inundan la Tierra de Barros se adornen de matices dorados, rojos, amarillos… y así hasta cualquier color que queramos imaginar, Antonio nos recibirá “vendimiando su sueño”, con las puertas abiertas de par en par, y siempre dispuesto a regocijarse con el viajero en una larga copa de vino que evidencie lo mejor de nuestra tierra.
es como un buen caldo. En toda su amplitud, “redondo”. De paisanos, generoso. Gran Reserva natural de la mejor añada, con notas dulces de almendro en primavera, jara y recuerdos de cerezo en flor.Largo de historia, “vigoroso” de conquistadores. Mirando siempre adelante con paso firme, peleón. El Maridaje perfecto entre tradición y progreso. Con una personalidad inherente; y la cepa… siempre bien anclada a sus entrañas.
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