Nada menos que una ducha de luz fotónica, que pudo probarse durante un meeting de TED (la organización sin ánimo de lucro que divulga ideas en todos los campos del saber) en Long Beach, California.
De lo que se trataba era de que los conferenciantes de TED venidos de todo el globo pudieran librarse del jet lag gracias a una ducha de luz. El artilugio responde a una investigación del profesor de neurociencia de Oxford Russell Foster, que demuestra que este tipo de luz puede alterar los ritmos circadianos naturales (los ritmos biológicos que se repiten cada 24 horas) para ayudarles a recuperarse de la alteración que supone el jet lag.
Esa falta de sincronía de los ritmos circadianos, o sea, el jet lag, ocurre cuando el cuerpo pasa rápidamente a través de varias zonas horarias. El cerebro, que funciona según su propio reloj y coordina este ritmo corporal, sufre una alteración que no es sólo debido al distinto patrón noche/día que se produce en el destino, sino al desfase de su propio reloj, y ahí es donde las luces pueden jugar su papel reparador.
Foster y su equipo aseguraron haber descubierto un fotoreceptor en el ojo que capta la luz, pero no se usa para la visión. Se llama celda gánglio fotosensible retiniana, es la encargada de regular nuestro reloj interno y responde sobremanera a la luz azul con una longitud de onda de 480 nanometros.
Al localizar este receptor, podemos resetear nuestro reloj interno más rápido, aseguran los expertos de Delta Airlines, y cuanto más rápidamente lo reseteamos, más rápidamente podremos recuperarnos del jet lag. Desafortunadamente, la ducha de luz fue diseñada únicamente para la reunión de TED, pero dada la expectación que causó durante la conferencia, no sería raro que pronto nos encontráramos bañándonos en luces azules al llegar a nuestra aeropuerto de destino.